¿Qué? ¿Ya habéis recibido vuestra rosa o vuestro libro? Uy, ya vais tarde… Yo ya tengo de todo: rosas para mi madre, mi pareja, mi hija, mis hermanas y mis dos compañeras de trabajo. ¡Soy un rosal con patas! Tengo localizados un par de títulos que hace tiempo quiero leer, pero voy a esperar a ver qué me depara el día… Eso sí, espero recibir mi libro porque la verdad es que soy más de libros que de rosas, más que nada porque la rosa se marchita y el libro perdura. Soy un lector empedernido. Me encanta la novela histórica y la ciencia ficción. El día del estreno de alguna de las entregas de El Señor de los anillos o La guerra de las galaxias está marcado a fuego en mi calendario. Pero, dejo el cine para otro día. Hoy hablamos de tradiciones, de libros, de princesas y de dragones. La verdad es que no soy muy partidario de que ningún príncipe salve a ninguna princesa de ningún dragón. Creo que las princesas de hoy en día se salvan solas, no necesitan ningún príncipe abotonado hasta el cuello para que las proteja a golpe de espada. Que digo yo, con esos trajes que llevan los príncipes, ¡qué poca agilidad para luchar contra un dragón! No se lo cree nadie que lo mató el príncipe…
Bueno, que me estoy yendo del tema, ¿qué plan tenéis hoy? ¿Vais a dar el paseo mítico por las Ramblas? La verdad es que yo odio todos estos días comerciales, las aglomeraciones de gente y la perversión de las tradiciones reorientadas al consumo, pero Sant Jordi es una excepción. Sant Jordi es especial. Sant Jordi me flipa, y más si hace solete.
Las avenidas se llenan de flores, de banderas y de libros; la gente pasea relajada, mirando a los lados, intentando descubrir su próxima lectura o buscando una “paradeta” simpática en la que pararse a comprar rosas para las mujeres de su vida. Me parece un día guay y me da muy buen rollo, la verdad.
Eso sí, dejando los sentimentalismos aparte, hay que tener en cuenta que sus antecedentes son un secuestro, un dragón carnívoro y una historia de desigualdad. Y digo desigualdad porque el dragón muere cuando le toca palmar a la hija del Rey… ¿Qué paso con todas las doncellas que murieron antes? Sea como sea, aún con esta visión crítica de la leyenda, celebraré Sant Jordi por todo lo alto. Pasearé por las Ramblas como cada año y gastaré en libros y en rosas, porque hoy es el día.
¡Feliz Sant Jordi!
El paseo por las Ramblas no puede faltar, pero si os animáis, aquí tenéis un listado de actividades para disfrutar a tope de este día tan especial: http://www.barcelona.cat/es/santjordi/actividades/listado