Yeeep! Último aviso para los hijos despistados, porque en dos días es el día de las madres. Esas que siempre saben dónde están las cosas. ¿Os ha pasado alguna vez que no encontráis algo y vuestra madre os grita desde la otra punta de la casa: “cómo vaya yo y lo encuentre…”? Y tú piensas: “pues ven, que no lo vas a encontrar porque llevo una hora buscando y nada”. Pues, ella viene y, efectivamente, lo encuentra. ¿Cómo lo hacen? Las madres, esos seres que lo saben todo antes de que tú te enteres de nada.
Como soy bastante curiosete y me interesa la historia y las tradiciones, me gusta saber de dónde vienen y cómo han surgido todos los días señalados que siempre aprovecha El Corte Inglés. Por eso, siempre que hay un día señalado, me gusta recordar de dónde viene. ¿Quién se inventó el “día de la madre”? ¿Desde cuándo se celebra? ¿Os lo habéis preguntado alguna vez?
Nosotros estamos acostumbrados a celebrar el Día de la Madre en el primer domingo del mes de mayo, pero no siempre fue así: antes se celebraba el día 8 de diciembre, coincidiendo con la festividad de la Inmaculada Concepción, y era una fiesta de carácter religioso. Pero, como nos suele pasar, a mediados de la década de los años ’60 los Estados Unidos fueron poco a poco imponiendo el modelo de fiesta más comercial. En España se vivía bajo el mandato de Francisco Franco, pero el país quería internacionalizarse así que en 1965 la festividad se americanizó. Pero -llámales tontos- quedaba muy feo cambiar la fecha así, por las buenas, con la excusa de “vender más” y “parecer modernos como los yanquis”, hasta que alguien pensó “¡coloquémoslo el primer Domingo de mayo y decimos que es el inicio del mes de María y el de todas las madres”. Y ala, dit i fet, ¡feliz primer domingo de mayo, día de la madre!
Como este blog no es para criticar a los americanos, retomo el tema del origen de la festividad para contaros que la festividad contemporánea anglosajona fue ideada por Ann Jarvis, una emprendedora norteamericana que, en 1907, quiso homenajear a todas las madres, entre ellas, la suya, que fue una famosa activista estadounidense de la segunda mitad del siglo XIX. A mediados de 1860 ésta fue la primera en organizar el “Día de la Amistad de la Madre” y las “Reuniones del Día de la Madre”, en que las mamás se reunían para intercambiar opiniones sobre distintos temas. Vamos, reuniones para darle a la sinhueso.
Me parece una pena que con el tiempo se haya desvirtuado el homenaje a las supermadres todopoderosas, cariñosas y currantas. Por eso yo hoy quiero retomarlo y aprovechar el día para dejar por todo lo alto a una saga de mujeres de bandera, las de la familia Francès-Ballarín. Tres generaciones de mujeres fuertes, ejemplo perfecto de cómo crear una familia y, a la vez, hacer crecer el negocio familiar.
Primero, la Ramona, que después diez años de noviazgo se casó con Ramón en 1955 y se instaló en Barcelona trabajando en las Teresianas mientras su marido ponía sus primeras tapas en una bodega de la calle Atlántida de la Barceloneta. Una mujer poco amante de los conflictos, entregada a los demás, que trabajó codo a codo con Ramón para hacer crecer el Can Ramonet, un negocio que nacía en 1956 como una bodega de pescadores. “Desde el primer día, limpiaba las anchoas, incluso embarazada, no dejó de trabajar hasta que estuvo de siete meses”, me contaba el otro día Magda, su única hija, mientras hacíamos un vermut en el Can Ramonet.. Casi me emocionó y todo, y eso que soy un tío duro, cuando recordaba que desde bien pequeña se pasaba el día en el bar porque sus padres no tenían con quién dejarla. Primero, debajo del mostrador y luego, entrando y saliendo de la cocina. “Crecí entre los barriles de vino del Can Ramonet porque siempre que podía bajaba a ver a mis padres”, recordaba. ¡Cómo pasa el tiempo! Me dijo que sus padres no querían que trabajara en el bar, ellos querían que estudiara: “estudiaba de lunes a viernes y el fin de semana los ayudaba”, me decía. Con 22 años se casó con David y acabó trabajando en el bar hasta que le toco a ella, la segunda generación de madres y mujeres de la familia, tomar el relevo y quedarse al mando. Desde entonces han pasado más de 40 años y ahora ya está retirada; ha pasado el testigo a la tercera generación: Marc, Laura, Ana y Jesús. Ahora ellos se encargan del Can Ramonet y han hecho crecer el negocio con El Nou Ramonet, La Fresca y La Vinoteca… ¡Campeonas!
Yo, como buen hijo, celebro este día como mejor me parece: un poco de historia, un poco de emoción y un poco de cariño para tod@as las que os habéis apañado siempre para convertir a trastos como yo en hombres… Todavía faltan un par de días pero, desde aquí, ya me adelanto. A Ramona, Magda, Ana, Laura y a todas las madres del mundo (sobre todo a la mía)…
¡MUCHAS FELICIDADES!